Historia de Mar de Mandalas

Llevo años tejiendo mandalas, y no me canso de practicar este arte que se ha convertido en una terapia para mi.
Sorprendentemente, al tejer mandalas, todo se empezó a ordenar en mi mente.
Como yo digo, y utilizando palabras relacionadas con la tecnología, todo se organizó por carpetas en el escritorio y detalles de mi vida que estaban en un cierto caos, comenzaron a resituarse.
Unas pasaron por delante de otras. Me explico. El orden y la prioridad en aquellas cosas del día a día que antes le daba una cierta importancia, quedaron en otro lugar dejando al descubierto temas que necesitaban de especial atención.
Cuando acude la ansiedad y los bloqueos, el «tengo que hacer». Lo dejo todo y mandaleo».
Entre tejido y tejido, algo me empuja y me da el ánimo para hacer lo necesario en cada momento. Priorizo de forma más acertada y los resultados mejoran considerablemente.
Al principio me atrajo el colorido con formas sencillas que mostraban una gran belleza.
Pasados unos cuantos ovillos de lana, empecé a inventar y a jugar con las lazadas, entrelazando por los palos, viendo cuantas bonitas formas podía adquirir el mandala, quedando un trabajo maravilloso. Me sentía muy orgullosa de mi misma.
Gracias a Internet, vi que otros muchos realizaban esta práctica. Muchos con gran experiencia, creaban formas que me parecían imposibles. Me dije: tengo que aprender más, yo quiero hacer esos bonitos mandalas y me inspiré en verdaderas obras de arte.
Horas y días de trabajo apasionado obteniendo como resultado, cientos de mandalas tejidos.
Mientras tanto, mi vida iba cambiando. Ya no solo se ordenaba mi escritorio, sino que el siguiente paso fue la desfragmentación.
¿A qué me refiero? Cuando tu desfragmentas el disco de tu ordenador lo que haces es situar los archivos de manera que no quede espacio entre ellos y que cada uno de ellos se sitúe donde le corresponde. Viene a ser la eficiencia. Empecé a percibir el tiempo de otra forma.
Los mandalas son geometría sagrada, en la naturaleza nada ocurre porque sí y así se pueden observar las formas mandálicas y la perfección que en una flor existe.
Ese orden de las cosas, en el que el espacio y el tiempo no existen tal como lo percibimos, empieza a aflorar en mí y la transformación sigue su curso.
Por aquellas cosas del destino, una compañera, amiga, hermana de un Círculo de Mujeres, con la que habíamos estado desconectadas una buena temporada, también descubrió el tejido de mandalas.
El Universo conspiró y nos reencontramos uniendo nuestras inquietudes: la confección de mandalas tejidos.
Y se creó una mente maestra que gracias a ADAB – Associació de Dones Artesanes de Blanes y de la que ella es presidenta, llevamos a cabo un bello proyecto, «Mandalas Por La Paz», haciendo actos poéticos en los que expusimos en los árboles de las calles y plazas de nuestra localidad, los cientos de mandalas que habíamos tejido entre las dos.
La evolución del proyecto de tejido de mandalas como arteterapia nos llevó a ofrecerlo en hospitales, centros de salud mental, colegios, institutos o colectivos desfavorecidos. Cualquier persona puede beneficiarse de esta actividad y con muy buenos resultados.
Actualmente estamos realizando actos poéticos en otras localidades y ciudades. Nuestro deseo es expandir la cultura de la Paz, que el proyecto sea motivo de réplicas. Está certificado con blockchain.
Los mandalas tejidos son objetos con vida propia, que tienen una historia tejida. La simbología que encierra con sus formas y colores, es una energía materializada por la persona que lo teje. La puesta en la realidad del subconsciente y el inconsciente colectivo.
La materialización de aquello que no se ve pero que existe, igual que la naturaleza y el cosmos crea. El pasado, el presente y el futuro se unen en la realización del mandala a través de las manos que sirven para hacer realidad la canalización de la energía que nos es más cercana.
Esa historia tejida en cada mandala, es la que me ha llevado a crear Mar de Mandalas, artesanía certificada con blockchain.
Cuando tejes un mandala estás en un momento determinado, un presente, que arrastra un pasado y proyecta un futuro. Un momento único, momento presente y mindfulness en su más clara expresión.
El producto terminado guarda una energía que, de ser expresada en el mandala, también puede ser expresada en palabras para acompañar amorosamente cada creación y ser estampada en blockchain para poder compartir con cualquier persona que desee ir más allá de lo que es un bello objeto decorativo.