Meditación y creación de un nuevo mandala
Descripción de una terapia tejiendo mandalas.
Escribo lo que viene a mi mente.
Respiro profundamente, varias veces. Me conecto con mi interior y visualizo colores. ¿Qué colores me llaman hoy? ¿Qué siento cuando los miro?
Sin juicio, solo me dejo llevar por el mensaje que sutilmente me transmiten. Sin pensar, solo sentir. Estos son los colores que hoy llaman a mi puerta.
Sin planificar el mandala, dejo que vaya fluyendo la estructura y el tejido.
¿Cómo estoy? ¿Qué mensajes me envía mi cuerpo? ¿Cómo están mis manos? Sigo haciendo algunas respiraciones profundas.
Hay silencio, de fondo se escucha llover. Me conecto con esas sensaciones, las respiro, las transformo en una realidad a través de mis manos.
Si observo alguna necesidad, puedo interrumpir el proceso, atenderla y continuar más tarde. Sin forzar, fluyendo y manteniendo ese estado de conexión con mi interior.
Respiro profundamente. Dejo que la creación se comunique conmigo a través de mis manos.
Observo como inicio el mandala, como formo la estructura y trato de ser lo más precisa posible en la posición de los palos.
Sigo conectada con los colores, ellos me dicen el orden que tienen.
Me centro en la experiencia extrasensorial.
Este momento me pertenece.
¿En qué estado de conciencia estoy? Lo respiro y me mantengo ahí. Estoy fuera del tiempo, estoy en el ahora. Estoy en mi espacio, aquí.
Miro amorosamente el resultado de los primeros pasos del mandala.
Me voy dando cuenta como la conexión con el mandala que estoy creando va comunicándome lo que viene a continuación. El mandala me habla.
Hago una respiración profunda.
Conecto con mi cuerpo. ¿Cómo estoy? ¿Qué necesito?
¿Ha llegado alguna señal que me indique que debo replantearme como voy a continuar tejiendo? Veo la forma que el mandala tiene y como progresa. ¿Me planteo un cambio o es parte del proceso replantearme detalles que permitan contrastes?
Respiro profundamente, varias veces.
Mientras sigo tejiendo, observo que pensamientos acuden a mi mente. Reflexiono sobre ellos, sin pretender escapar de mi realidad escondida en algún lugar recóndito de mi ser.
¿He perdido la concentración? Respiro profundamente y pongo toda mi atención en el mandala que estoy creando.
Me doy cuenta como el mandala surge de la incertidumbre, del no saber, al mismo tiempo nace de mis propios recursos interiores, de la sabiduría innata del ser.
Contemplo el resultado, respiro las nuevas sensaciones al ser consciente de mi creación.
Valoro el esfuerzo realizado y con espíritu humilde, hago autocrítica y reconozco si pude haberlo hecho mejor. Si puedo añadir mejoras con detalles que hagan de esta creación un hermoso mandala nacido desde lo más profundo de mi ser.