El síndrome de la nueva realidad
El síndrome de la nueva realidad o de la cabaña llamada por los psicólogos.
Ya me referí en el post anterior a esta nueva situación con la que nos encontramos ahora. Voy a extenderme algo más sobre la nueva realidad y el desconfinamiento.
Me siento tan bien y tan segura en mi casa que no me apetece nada volver a retomar el ritmo de antes del confinamiento.
¿De que te has dado cuenta?
A mi me sugiere que eres más consciente de la vida loca que llevábamos. Obligados a cumplir con infinidad de compromisos que ni siquiera los habíamos escogido nosotros mismos, sin plena conciencia del por qué y para qué.
Si te encuentras en esta situación y no te apetece salir, piensa que no es solo miedo, a lo mejor piensas que es miedo al virus, y lo que en realidad te pesa es volver a las rutinas anteriores al confinamiento.
Hasta me atrevo a felicitarte si te encuentras así. Eso quiere decir que has meditado mucho sobre tu vida, tus quehaceres diarios y tu existencia.
Ha sido un «lujo» poder parar, eso lo tienes claro. Te has permitido sentir de todo, emocionarte siendo consciente y valorar que es lo que realmente importa. Ahora que «nos dan permiso para salir», (gracioso, ¿no?) no quieres hacerlo. Pues no lo hagas y permítete decidir tu mismo cuando es el momento. Ahí ya estás llevando tu el control de tu vida.
Medita mucho sobre esta nueva situación
¿De verdad quieres volver a lo de antes? ¿Por qué hacías lo que hacías? ¿Con qué finalidad?
Has tenido tiempo para cambiar hábitos, para analizar la situación en la que estabas y en la que estás en el ahora.
Pues bien, ha llegado el momento de comenzar a caminar y puedes decidir, (si, en parte) como, cuando y por donde. Digo en parte porque hay cosas que mantener por responsabilidad, como traer dinero a casa, cuidar de ti y de los tuyos. Cada uno conoce aquello que atender si o si.
Acuérdate de respirar profundamente como has hecho estos días, verás como la calma se instala en ti y como cada acción está repleta de conciencia plena.
Si eres consciente del como haces las cosas, sentirás la libertad incluso en aquellas situaciones de obligada responsabilidad, y si añades hacerlas con amor, aún gozarás de hacerlas. En las pequeñas cosas, en las que el ego no pinta nada, puedes sentir plenitud si eres consciente y las respiras con amor.
Practicar una actividad que te haga sentir bien, realizar artesanía, leer, hacer yoga, salir a caminar, tejer mandalas es una meditación mindfulness que puede ayudarnos a mantener la calma que tanto necesitamos
Personalmente, llevo años en una situación como ésta, aprendiendo a vivir con la incertidumbre, sin saber que me depara el mañana, que lo único que importa es el ahora, sin miedo. Sin temer al qué dirán por escoger aquellas cosas que me hacen feliz y que sobretodo me hacen sentir en coherencia con mi propio ser.
Estoy valorando seriamente como incorporarme a la «nueva realidad», y me doy cuenta que este es un concepto que no es mío y que sea lo que sea que están creando, supuestamente para mi y por mi bien, es algo que no tiene nada que ver conmigo.
Puede resultar confuso la incorporación a esta nueva realidad, teniendo en cuenta lo que dicen que puedes hacer y que debes evitar hacer.
La resiliencia nos ofrece una nueva oportunidad
Meditar sobre mi existencia (un poco más, jeje). Evito empezar de nuevo dando tumbos inconscientemente, aprovecho el momento, tengo el privilegio de ir incorporando poco a poco y con conocimiento de causa, aquellas cosas que realmente son positivas para mi y mi entorno.
Si, me lo voy a permitir
Después del obligado confinamiento de más de 40 días, he tenido la ocasión de hacer un reset real, que ha hecho cambiar muchas cosas en mi, soy otra persona que nada tiene que ver con la de ayer, he dado un salto cuántico como le llaman ahora y aquellos viejos patrones han desaparecido.
Doy las gracias cada día por la vida y continuo sorprendiéndome a cada instante de lo que veo, oigo, toco, huelo y saboreo. A parte de lo sutil, que también se deja sentir.